La prosa....

Pálido sol, reluce. Recuerdos que le llegan, memoria que no cesa de recordar, aquello tan querido. Y la anciana sentada mirando a la distancia se pregunta mil veces por qué, porqué no pudo ser amada.
En el sillón, hamaca su existencia mientras en sus manos descansa un viejo libro de tapas muy ajadas y hojas amarillentas.
En los ojos empañados por lagrimas que asoman se resume la historia de su vida, ese amor que no fue y tanto quiso, nunca pudo aferrarse a aquellos brazos ni supo de algún beso amanecido ni del calor del cuerpo ambicionado.
El tiempo ya pasado le pesa en su cuerpo y en su rostro, más no deja de mirar el infinito quizás pidiendo ver lo que ha deseado.
La mujer se adormece, de sus manos se cae el libro y se abre en la página donde duerme una rosa ya marchita y seca por el tiempo.
El viento pasa lentamente las páginas y queda allí esa prosa, esa que le escribiera ella hace ya mucho tiempo más nunca respondida.
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Lejos de allí un anciano mirando tras el vidrio de la ventana, pues el invierno duro le hace daño, tiene en sus manos una prosa que alguna vez leyó de una mujer enamorada.
La tiene entre sus manos y musita muy quedo, temblando ya su voz;
-Perdóname, perdóname te pido, debí haberte respondido..........