sábado, 20 de octubre de 2018

ABRÍ

Abrí las ventanas del tiempo y dejé que pasaran las cosas que tenía escondidas. Ventilé los armarios del silencio, calenté la frialdad  de la soledad, pinté las paredes del color del arco iris, metí en bolsas las desilusiones, el desengaño, la angustia y se las llevó el viento huracanado que  vino de golpe. 
Me quedé con lo justo para ver la vida del color más  bello, con la sonrisa que me brota de repente, con la mirada cristalina que hace años me encuentra en una esquina, con bracitos  pequeños que me abrazan, con los deseos de escribir para que todo salga sin temor ni censura.
Me quedé, saboreando la vida sin reprocharme nada, pues lo que no fue hecho ya no lo será y lo que no fue logrado tampoco, pero me queda mi mente, mis sueños mis manos, para hacer renacer las cosas, cada día..