Era un pueblo pequeño donde cada uno se conocía desde su nacimiento. Las puertas sin llave, muchas veces abiertas permitía que los vecinos se acercaran y solo diciendo ¡hola! entraran a tomarse unos mates con la vecina.
Era un pueblo feliz, pleno de paz y armonía. Pero las cosas no se quedan en el tiempo y el pueblo tampoco. Comenzaron a irse muchos jóvenes hacia ciudades grandes , para estudiar y tener un futuro. Así se fue convirtiendo en un lugar de personas mayores.
Los hijos iban de visita, los fines de semana y luego volvían a la gran ciudad, allí terminaban sus estudios y allí se radicaban , se casaban y trabajaban.
Se fueron quedando solos, las puertas ya no estaban abiertas de par en par, gente no conocida llegaba a él y ya había habido varios robos.
Hoy está casi dormido, cuando uno llega recorriendo la ruta interminable, bajo el sol de otoño solo se ven las calles desiertas y hasta se "oye" el silencio. Son grandes, los "chicos" partieron y ellos ya no tienen la alegría del ayer. cuando ya el sol se esconde, se oyen ventanas cerrarse, darle llave a las puertas y el ladrido lejano de algún perro solitario.
Algo muy común en muchos pueblos que se han quedado vacio, la industrialización y abandono del campo es lo que nos ha traido...yo por suerte, vivo aún en un lugar como ese...un besote preciosa
ResponderEliminarAsí es amigo muchos aún siguen otros ya no un beso grande!
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