Damián iba todos los días a la florería de María a comprar jazmines. Saludaba cortesmente, pagaba y partía sin pronunciar palabra.
Todos las tardes al cerrar el negocio y llegar a su casa María encontraba un ramo de jazmines prendido en el picaporte de su puerta...
Precioso !!!!!!!
ResponderEliminarYo quiero un ramito de jazmines!!!
besos
no te llamas maria....jajaja!
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