Las cuerdas de la guitarra
desgranan con letanía
música que va cayendo
como la gota en el río.
El hombe toca y su canto
se eleva junto a la brisa
le canta a un amor perdido
y a ese dolor que no ceja.
El río sigue su curso
ente eucaliptus y sauces
una barca pescadora
tira las redes, despacio.
Les llega el canto del hombre
y dejando su trabajo
escuchan la dulce queja
del amor que está penando.
Tarde en el río que nunca
ha dejado de pasar,
con el se lleva las quejas
de esa música dolida
que no para de sonar...
desgranan con letanía
música que va cayendo
como la gota en el río.
El hombe toca y su canto
se eleva junto a la brisa
le canta a un amor perdido
y a ese dolor que no ceja.
El río sigue su curso
ente eucaliptus y sauces
una barca pescadora
tira las redes, despacio.
Les llega el canto del hombre
y dejando su trabajo
escuchan la dulce queja
del amor que está penando.
Tarde en el río que nunca
ha dejado de pasar,
con el se lleva las quejas
de esa música dolida
que no para de sonar...
Querida amiga María Susana:
ResponderEliminarMe gustó muchísimo esta poesía; me encanta la forma en que se expresas el sentimiento con esas vívidas descripciones. Y me fascina que escribas con excelente musicalidad y tan bellas rimas.
Eres una gran escritora. ¡Te felicito!
Hola mi profesor!! muhas gracias! un beso!
ResponderEliminarSusy:
ResponderEliminarLa música alimenta el espirito y enaltece el alma.
hasta pronto Mario
Gracias querido amigo!! un beso!
ResponderEliminarle canta a un amor perdido
ResponderEliminary a ese dolor que no ceja...
¡Que no quiero yo hacer,
De este querer tuyo y mío;
Torrecitas de Babel!
(Susana y Javier).
Muchos recuerdos! Muackkk
😉.........